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21:41 | BOCA: JUAN KRUPOVIESA
"Acá me preguntan por Boca"
El ex Pincha, a quien ayer lo echaron en su debut en el Olympique, cuenta que le pidieron una camiseta de su ex club.
Más allá del tropiezo en su presentación en el fútbol francés, el Tucu quiere triunfar.
Con el idioma bien, sí, bien. Estoy aprendiendo, ando con el diccionario a todas partes, je. Bonjour, Merci... Ah, y 'sol'. Eso sirve para que te la pasen en las prácticas, jajaja".
Hay algo que no cambió por estas horas en la vida de Juan Krupoviesa en Marsella: su nombre y su apodo, contrariamente a lo que podía esperarse, no se afrancesaron: "Me dicen Juan o Krupo. Así, como suena en Argentina, sin acento en la 'o', je", cuenta. Por ahora, pasa sus días en un hotel de esa hermosa ciudad, a la espera de que le consigan una casita frente al mar, en un pueblito cercano, un lugar que le recomendó el club. "Dicen que acá, cuando te conocen, la gente te busca, te pide autógrafos, son muy fanáticos...", comenta, aunque él no está desacostumbrado a esos menesteres: apasionados como los hinchas de Boca no hay. Ayer debutó, frente al Rens, pero no tuvo una feliz presentación: lo echaron.
"La ciudad es realmente muy linda, ordenada, limpia. Todavía está toda decorada con las luces de Navidad. Y hace frío, sí, de locos. Pero me voy acostumbrando a todo. Son momentos... de la vida. Etapas. Me pasa de mirar atrás y decir: '¡Hasta dónde llegué!' Ya me había sucedido cuando di el salto a Boca y tener esta oportunidad ahora en Europa... Pensar que cuando estaba en Tucumán sólo soñaba con jugar en la Primera de algún equipo", relata y siente que el esfuerzo valió la pena.
El Tucu nunca había estado en Francia. "Apenas en el aeropuerto de París, cuando hicimos escala para ir a Japón, je". Por eso, disfruta de cada momento. Y por estos días, además, está acompañado: estuvo al comienzo con su representante, Claudio Galvagni, y hace unos días llegaron su esposa Ana (embarazada del segundo heredero) y su hijo Faustino. "Por suerte él sabe algo de inglés. Más que yo seguro, je. Será mi traductor", se ríe.
En el plantel, mientras aprende más palabras del idioma, cuenta con la inestimable colaboración de Boudewijn Zenden, quien jugó en el Barcelona y en el Liverpool, entre otros. "El fue el que me dio la bienvenida y me ayuda, porque habla bien español. Estuvimos charlando bastante, porque en Inglaterra jugó con Paletta y también con Mascherano. La verdad, se portó muy bien conmigo. Es más, sabe que vengo de Boca y me pidió una camiseta. Me dijo que era muy bonita. Así que ya la mandé a pedir. Acá todos me preguntan por Boca".
--En el equipo está Cissé, una figura en Francia.
--Sí, sí, además todos los carteles y las fotos que hacen referencia al Olympique están con su rostro. Con él ya tengo una anécdota: nos fuimos cuatro días de pretemporada a una ciudad que está a 140 kilómetros de Marsella. Hasta que me dieron la ropa, fui el último en subirme al micro y el único asiento libre que había era al lado suyo. Me hizo señas de que me sentara. Y bueno... Fui una hora callado, je. No sabía qué decirle y cómo hacerlo... Ahí el idioma me mató. Pero se mostró siempre amable.
--¿Qué balance hacés de tu paso por Boca?
--Es positivo. Más allá del final, por la lesión y porque no tuve continuidad. Estar dos años en Boca y ganar tantos títulos no es fácil. Me fui conforme.
--¿Qué recuerdo pensás que dejás en el hincha?
--Ojalá que sea bueno. Yo siento que, jugando bien o mal como cualquiera, dejé todo por la camiseta. Y eso es lo que más valoro. Lamentablemente, la lesión me agarró justo cuando yo sentía que podía darle mucho más al equipo, fue en mi mejor momento.
Dice que disfrutó de estar en el Mundial de Clubes, pese a no jugar. "Me quedé con las ganas de entrar unos minutos. Pero vivir la previa de una final tan importante con el Milan fue una gran experiencia". Cuenta que se quedó con la camiseta de Kaladze. Le agradece el apoyo de Basile: "Y a mucha gente más, porque en el club se portaron bien conmigo". Asegura que no guarda rencores con Russo: "Ya pasó, prefiero no hablar de esa etapa". Insiste en que lo que más le sorprendió del mundo Boca fue su gente: "Jugar con la Bombonera a favor es inigualable". Y afirma que en estos seis meses (está a préstamo, con una opción de 1.700.000 euros) tiene una meta: "Que me vaya bien en Francia". Comenzó torcido, por la roja, pero ya tendrá revancha...